miércoles, 5 de septiembre de 2012

Michael Clarke Duncan



Tom Hanks y Michael Clarke Duncan en "La milla verde" (1999)

 
"Tengo ganas de que acabe todo esto de verdad, estoy cansado jefe, cansado de recorrer el mundo solo como un gorrión bajo la lluvia, cansado de no tener un amigo con quien estar, que me diga donde vamos, con quien venimos y por qué. Cansado de las personas que son feas con las otras, estoy cansado del dolor que siento yo y oigo por el mundo cada día, hay demasiado dolor, son como trozos de cristal por mi cabeza, que no puedo quitarme, ¿Puedes entenderlo? "

Son palabras de John Coffey al jefe Paul Edgecomb (Tom Hanks) en “La milla verde” (1999), la película de Frank Darabont basada en el relato de Stephen King, “El pasillo de la muerte”. Michael Clarke Duncan, el actor que interpretó a John Coffey, nos dejó ayer víctima de un infarto.

Clarke tenía un tamaño impresionante (1,92 metros y 130 kilos), lo que le proporcionó un papel secundario en Armageddon (1998), en el que interpretaba a uno de los perforadores petroleros de Bruce Willis. Cuentan que hizo mucha amistad con él, hasta el extremo de que Willis le consiguió el papel de Coffey en “La milla verde”, por la que ganó el oscar al mejor actor de reparto. En mi opinión, lo mejor de la película, en la que comparte estrellato con Tom Hanks, un actor para mi gusto supravalorado y al que encuentro más soso que una mata de acelgas desde que dejó de hacer comedias y se volvió un actor "serio".

Desde el principio de su carrera, Clarke ha trabajado como doblador de películas de animación para Disney (“Hermano oso”), Padre de familia y DreamWorks (“Kung Fu Panda”). De hecho, su último trabajo fue el doblaje de Kilowog en “Green Lantern” (2011).

También apareció en varias comedias como Falsas apariencias” (2000), Pasado de vueltas” (2006) y Escuela de pringaos” (2006); y en bastantes películas de ficción como “Daredevil” (2003),El planeta de los simios” (2001),Sin City” (2005) o” La isla” (2005), siendo el candidato ideal para papeles de tipos gigantones y fuertes, pero con los que siempre logró transmitirnos algo.

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