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Bogart y Huston en el rodaje de "La Reina de África" |
Hoy hace 25 años que murió John Huston. Para Huston, lo del cine siempre ha sido algo de familia: Es hijo del actor Walter Huston (al que dirigió en 5 ocasiones) y padre de la actriz Anjelica Huston (a quien dirigió en “El honor de los Prizzi” y “Dublineses”, entre otras). Hizo sus pinitos en varias profesiones, desde boxeador a escritor (colaboró en varias publicaciones e incluso llegó a escribir un libro titulado “Frankie y Johnny”), viajó a París donde se relacionó con la bohemia de la época, pero al final, la cabra tira para el monte y volvió a Hollywood.
Su padre le consiguió
su primer trabajo como guionista, con William Wyler en “La casa de la discordia” (1932), que inició una larga serie de
colaboraciones: “El
doble crimen de la calle Morgue” (1932), “Jezabel” (1938) dirigida también por Wyler, o “El sargento York” (1941) con Howard
Hawks.
En 1941 acometió su
primer trabajo como director, tras convencer a los hermanos Warner para que
financiaran “El halcón maltés”, y a
Humphrey Bogart, que hasta entonces había estado encasillado en papeles de gánster,
para protagonizarla. A las pocas semanas de publicarse la novela de Hammett, en octubre de 1930, la Warner
Bros compró los derechos para su adaptación a la gran pantalla por tan sólo
8.500 dólares, y ya había realizado dos versiones antes de la de Huston.
En 1931 produjo una primera versión,
dirigida por Roy Del Ruth y
escrita por Maude Fulton, Lucien Hubbard y Brown Holmes. La adaptación, pasó muy
desapercibida, a pesar de ser bastante fiel al texto original. Fue producida
con muy bajo presupuesto e interpretada por Ricardo Cortez y Bebe
Daniels en los papeles protagonistas. En los años cuarenta sería
rebautizada después como “Dangerous
female” para evitar que se confundiera con la versión de Huston.
Todavía en posesión de los derechos,
en 1936 se intentó una segunda versión, titulada “Satan met a lady” (Satán
encontró una mujer), menos dura que la anterior y con algunos elementos
humorísticos. La adaptación que escribió en solitario Brown Holmes, presentaba notables diferencias con el texto original
de Hammett. Algunos personajes
cambiaron su nombre o su caracterización, pero el que sufrió la metamorfosis
más llamativa fue el personaje de Gutman,
el "hombre gordo", que aquí aparecía como una mujer: Madame Barabbas, interpretada por Alison Skipworth. También la joya
perseguida cambiaba por completo: en vez de una estatuilla en forma de halcón
se trataba de un antiguo colmillo de elefante, adornado con valiosos diamantes. Fue dirigida por William Dieterly e interpretada por Warren William y Bette Davis, entonces bajo contrato en
la Warner, en una versión muy moderna del personaje de Brigid (aquí rebautizada como Valerie Purvis). Davis
siempre la consideró como la peor interpretación de su carrera.
Huston fue
la primera persona que dirigió y guionizó a la vez una película, convirtiendo la
novela de Dashiell Hammett en un clásico del cine negro y a Bogart en una
estrella. Sin embargo, sus trabajos posteriores no estuvieron a la misma altura
(es el caso de Como ella sola). Por estos mismos años rodó una serie de
documentales para el ejército como Report
front Aleutianas o Let there be
Light.
En 1948 vuelve a trabajar
con Bogart en “El tesoro de Sierra
Madre”, en la que también aparece su padre, Walter Huston, que se llevó el
Oscar por su interpretación. Huston se llevó dos, como director y como
guionista.
Fichado por la Metro
Goldwyn Mayer, Huston dirige “La
jungla del asfalto”, una obra densa y tensa, del mejor estilo policiaco
y en la que aparecía Marilyn Monroe. Después vino “La roja insignia del
valor”, que fue cortada por la productora, pero que aún así permite ver
un impresionante trabajo de dirección.
En 1951, se llevó a
todo el equipo al Congo a rodar “La
reina de África”, cuyo accidentado rodaje resultó casi tan mítico como la
película. A Huston, le vino de lujo para cazar elefantes, lo que se reflejaría
años después en la película de Clint Eastwood “Cazador blanco, corazón negro”. Katharine Hepburn escribió
incluso un divertido libro con sus impresiones sobre el rodaje: “El rodaje de
La Reina de África: Cómo fui a África con Bogart, Bacall y Huston y casi pierdo
la razón”.
La Reina de África se
hundió en un lodazal, les atacaron las avispas, el campamento fue invadido por la
marabunta, las serpientes se colaban en los camerinos, un miembro del equipo
sufrió apendicitis y hubo que operarle in extremis, y no tenían letrinas. Hubo una
epidemia de disentería, que tras mucho investigar, descubrieron que procedía
del agua, que no había sido potabilizada. Sólo hubo dos personas que no
enfermaron: Bogart y Huston. Como ellos no bebían más que whisky, no tuvieron
ningún problema con el agua. Uno de los operarios le dijo al productor, Spiegel:
“La película va a ser un éxito, sólo espero sobrevivir para verla terminada”.
Errol Flynn y Trevor
Howard también sufrieron penalidades durante el rodaje de “Las raíces del cielo” (1958) en el Chad,
pero quizás no sea tan notorio, porque no fue tan documentado.
Su carrera posterior,
tuvo cierta irregularidad, dirigiendo películas como “La Biblia”, producida por Dino de Laurentiis, “Annie”,
“Evasión o victoria” o “Casino
Royale” (película de James Bond que contó con cinco directores
distintos), pero también “Vidas rebeldes”,
“La noche de la iguana” y “Reflejos en
un ojo dorado”.
También hizo sus
pinitos como actor en varias películas, como “Chinatown” de 1974,
dirigida por Roman Polanski y protagonizada por Jack Nicholson y Faye Dunaway.
Un impresionante homenaje al cine negro, género en el que Huston destacó como
nadie.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarTodavía recuerdo aquel día de 1987, cuando la locutora del telediario lo anunció y dijo algo así como "Desde luego, hay gente que no debería morirse nunca". Creo que estaba veraneando en Altura...
ResponderEliminarTambién recuerdo cuando estaba rodando "Dublineses" en silla de ruedas y con el aparato para respirar... Verdaderamente admirable...
Pues sí, hay gente que no debería morirse nunca. Para que luego digan que los telediarios no tienen su corazoncito...
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