miércoles, 22 de agosto de 2012

Leni Riefenstahl


Marlene Dietrich, Anne May Wong, y Leni Riefenstahl (Berlín, 1928)

Hoy se cumplen 110 años del nacimiento de Leni Riefenstahl. Fue actriz, directora, montadora y guionista. Utilizó formas de rodar que nadie había usado antes, e innovó de forma notable con el travelling. Desgraciadamente, usó ese talento para apoyar y engrandecer al régimen nazi, casi único motivo por el que es conocida a día de hoy. 

Tras una breve carrera como bailarina, protagonizó películas de montaña, a las que era tan aficionada la curia nazi, y pronto se pasó a la dirección cinematográfica, estrenándose en 1932 con “La luz azul”, que fue premiada en el Festival de Venecia. En sus memorias, dice que fue “El acorazado Potemkin" de Eisentein, lo que le hizo dedicarse  al cine.

Riefenstahl nunca ocultó su fascinación por Hitler, a quien conoció en un mitin en Berlín en 1932. Dicen que, para Hitler, Leni Riefenstahl representó la mujer ideal. Sea por admiración mutua, o por la presión ejercida por el dictador, del que se llegó a decir que era su amante, Leni filmó “El día de la libertad” (1935) un documental sobre la Wehrmacht hitleriana y “Olimpiada” (1936) sobre los  Juegos olímpicos de Berlín. 

En “Olimpiada”, con 35 cámaras y numerosos teleobjetivos, captó los pequeños detalles de cada competición. Tuvo a 60 operadores trabajando a sus órdenes y experimentó con métodos revolucionarios para la época, colocó ruedas bajo las cámaras para poder seguir la marcha de los atletas y cavar fosos en el estadio para captar los saltos desde una perspectiva aérea. Se valió de un objetivo de 600 mm, el de más largo alcance y de una cámara subacuática, ideada especialmente por uno de sus colaboradores para los saltos de trampolín. Leni Riefenstahl tuvo a su disposición todo tipo de recursos, tanto económicos como técnicos, en momentos en que la restricción económica afectaba al resto de los cineastas.

Tras el final de guerra, fue detenida e interrogada. Como tantos miles de alemanes de aquella época, negó conocer el exterminio que estaba sucediendo en su país. No obstante, nunca lo lamentó. Se le confiscaron todos los bienes, incluyendo el material fotográfico. Vivió varios meses en la miseria, su matrimonio fracasó y estuvo recluida durante tres meses en un manicomio, en el que se le aplicó electroshock para “desnazificarla”.

En varios juicios sucesivos, a instancias norteamericanas y francesas, salió con veredicto favorable, que reconocía que su relación con Hitler y su partido era estrictamente profesional. A mi eso, todo sea dicho de paso, me suena terriblemente a aquello de "no es nada personal, son sólo negocios", y a nivel particular, no me creo que alguien tan brillante no se enterase de nada.

El montaje de “Tierra baja” en 1954, que había sido rodada en los años 40, generó mucha controversia, por las acusaciones de la comunidad gitana de haber utilizado como extras a presos de esa etnia, confinados en campos de concentración. Riefenstahl declaró haber visto tras la guerra a los gitanos que participaron en sus películas, aunque no es cierto: fueron asesinados en campos de concentración. Esta afirmación llevó a la fiscalía de Francfort a abrir otro proceso contra ella por negar el Holocausto.

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